La castañera

Y ¿ahora qué? Se preguntó Matilde. Acababa de enterrar a su marido, con apenas 45 años se lo llevó una pulmonía. Tanto trabajar de madrugada, con los fríos inviernos de Madrid y no poder alimentarse bien.

Con cuatro hijos en escalera entre los doce y los ocho años, había que hacer lo que fuera para alimentar esas bocas que a pesar de todos los esfuerzos rara vez se sentían satisfechas. A sus cuarenta y dos años y con los sueños rotos tenía que ver cómo salir adelante sola.

Limpiar por horas en un par de casas de gente más pudiente había sido un pequeño complemento hasta ahora, pero sabía que ya no sería suficiente. Así que después de varios días y noches dándole vueltas a todo y sin que nadie le dé más horas de trabajo para compensar la pérdida del dinero que ingresaba su Antonio en casa, se le ocurre una idea que parecía una locura en aquel momento y que si Matilde levantara la cabeza hoy, vería orgullosa que su oficio sigue en pie.

¿Y qué tal si se hacía una especie de barril metálico para asar castañas en la calle? Tenía un hermano que regentaba una especie de herrería, de hecho hacía más trabajos con hierro.

A duras penas dibujó el bidón y se lo llevó a su hermano.

  • Pero Matilde ¡esto es una tontería!, vas a gastar el poco dinero que tienes en algo que no va a levarte a ninguna parte. Yo no te cobro la mano de obra, pero el material te lo tengo que cobrar. Sabes que tampoco andamos bien en casa.
  • Tengo que intentarlo, ahora que no está Antonio necesito poder sacar a mis hijos adelante. Con estos fríos ¿a quién no le va apetecer llevar un cucurucho con castañas calentitas entre las manos? Por favor Luis ayúdame, yo te pago el material, algo teníamos ahorrado.
  • Está bien, me quedaré después de cerrar y te iré haciendo el trabajo- Luis no veía el tema, pero sabía la situación crítica que atravesaba su hermana. Antonio había estado enfermo además casi un mes antes de fallecer.

Matilde se fue para casa un poco más animada. Hacía casi tres semanas de la muerte de su Antonio y no se había permitido llorar. Las lágrimas corrieron por su rostro, un rostro que dejaba ver la poca fortuna de que la vida la proveía, pero era una luchadora. Su padre siempre dijo que de sus cinco hijos, tres varones y dos hembras, ella era la lista.

Se casó tardía para la época, un desliz propició el primer embarazo y en 1903 no era factible no tener a la criatura y además estaba eso del honor. Así que se casaron deprisa y corriendo antes de que la barriga se empezara a notar, para disgusto de su padre que hubiera preferido que la niña siguiera soltera y teniendo otro tipo de vida que la de la buena esposa, al fin y al cabo don Eusebio, el padre de Matilde, también era un adelantado a su tiempo.

La boda, el embarazo y el parto, supusieron la pérdida del trabajo como recepcionista en un pequeño hostal de la capital. Y después ya no hubo el tiempo de recuperarlo, más embarazos, más partos, más hijos, más obligaciones y menos tiempo para dedicar a nada que no fuera criar y atender familia.

Después de una semana su hermano se presentó en casa de Matilde con el “artefacto” como lo llamaba Luis. El hombre había captado bien la idea y el bidón tenía como dos espacios separados por una chapa con agujeros. Abajo se pondría el carbón y encima de la chapa las castañas para asar.

Matilde estaba entusiasmada. Había decidido el sitio dónde se iba a poner a vender las castañas. La calle Goya, una de las más importantes de Madrid y como mucho trasiego de gente. Su hermano se prestó a llevarla en el carromato por las mañana y recogerla a última hora de la tarde.

Los niños quedarían a cargo de una vecina, que había ejercido de abuela casi desde el principio, dado que las madres de Antonio y la suya habían fallecido también unos años atrás.

Y así en el correr de ese 1915 con la Primera Guerra Mundial de fondo, nació el primer puesto de castañas asadas de Madrid en pleno Barrio de Salamanca.

Autora: Esther Cerón

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad
Ir al contenido